Finalizar una obra siempre es emocionante. El espacio por fin toma forma, sin embargo, los suelos han pagado el precio de este largo proceso: manchas de pintura, restos de cemento y una capa de polvo. Cada material se desgasta de diferente manera, y devolverle su estado inicial requiere algo más que una limpieza superficial. Los suelos son mucho más que una base; son el lienzo donde se construyen nuestros espacio y viviendas, y por eso necesitan un cuidado especial.
En muchos casos, como en la limpieza de naves o limpieza de locales tras una obra, la acumulación de suciedad es especialmente intensa y requiere soluciones específicas. Cada tipo de suelo tiene sus propias características, y entenderlas será el primer paso para aplicar el tratamiento adecuado. No solo se trata de recuperar su aspecto original, sino también de protegerlos y prologar su vida. En este artículo, te mostraremos como tratar los suelos más comunes tras una obra.
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Los suelos de granito y terrazo son populares por su durabilidad, pero requieren cuidados tras una obra para recuperar su brillo natural. Esto es de mayor importancia en limpieza de oficinas donde el tránsito diario puede deteriorar su apariencia:
Los suelos de PVC son comunes en espacios comerciales y residenciales gracias a su resistencia y facilidad de mantenimiento. Sin embargo, tras una obra, suelen quedar opacos o manchados, lo que requiere un tratamiento específico. Este tipo de suelo, frecuente en limpieza de gimnasios y limpieza de guarderías, requiere cuidados específicos tras una obra:
Este proceso devuelve el color y la textura original de estos materiales, manteniéndolos en perfectas condiciones durante más tiempo.
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Los suelos cerámicos, debido a su dureza y versatilidad, son una elección frecuente en proyectos de construcción. Tras la obra, es necesario aplicar técnicas de limpieza que eliminen los residuos sin dañar la superficie:
Confiar en profesionales, como el equipo de Limpiezas La Aurora, garantiza que cada suelo reciba el tratamiento que merece. La experiencia y el conocimiento especializado son fundamentales para asegurar que el suelo no solo luzca impecable, sino que también esté preparado para resistir el uso diario.
Cuando los suelos reciben el cuidado adecuado, los beneficios son evidentes: menos reparaciones, menor desgaste y una estética que perdura en el tiempo. Ya sea un mármol brillante, un linóleo renovado o un porcelánico impecable, el objetivo es claro.
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