Las monedas puede parecer que están siempre en buen estado, pero si te fijas, con el paso del tiempo cambian de color. Eso se debe a que el material va cogiendo suciedad, polvo y grasa de la manipulación y la exposición a todo tipo de micropartículas. Hoy te damos algunos consejos para que puedas limpiar tus monedas fácilmente, con productos naturales y que queden brillantes como si estuvieran recién sacadas de fábrica.
Del mismo modo que limpiamos nuestras manos, la ropa o incluso la vajilla con agua y jabón, una de las formas más efectivas de limpiar las monedas es de este modo. Es la forma más inocua de limpiarlas sin alterar el estado de la moneda. Lógicamente no va a servir cualquier jabón para la limpieza, ya que lo más recomendable es usar un jabón neutro. Para ello, basta con humedecer los dedos con agua, después, echar jabón sobre ellos y frotar cuidadosamente la moneda para quitar la suciedad superficial.
Para las zonas más inaccesibles, se puede hacer el mismo proceso pero utilizar un bastoncillo de algodón para llegar a todos los rincones. Para quitar todo el jabón que se ha impregnado, basta con poner la moneda bajo el agua, sumergiéndola o directamente quitándole el jabón bajo el grifo. Por último, hay que secarla cuidadosamente con un paño seco y de algodón. Este método no daña a la moneda, sino que simplemente quita el polvo o suciedad que ha quedado sin modificar la superficie.
El jabón es uno de los imprescindibles en la limpieza, pero también lo es el vinagre. Por eso, otra de las formas en las que puedes dejar las monedas relucientes es utilizando este producto. Te recomendamos utilizarlo cuando las monedas que vas a tener que limpiar son de cobre, como por ejemplo, las de 1, 2 o 5 céntimos que tenemos habitualmente en el monedero.
Para dejarlas en buen estado, solo tienes que poner en un recipiente (un vaso, por ejemplo, si solo es una o unas pocas monedas) vinagre hasta que cubra la/las monedas. Introdúcelas y déjalas varias horas; te recomendamos que lo hagas por la noche y compruebes cómo han quedado al día siguiente.
Al sacarlas y ver como prácticamente “solas” han quedado relucientes, lávalas con agua y sécalas con un paño seco o con papel de cocina. En el caso de que te olvidaras de sacarlas del recipiente con vinagre, el material de la moneda iría teniendo un aspecto azulado claro, ya que se trata de una pátina tóxica. Para evitar que esto se produzca, solo tienes que recordar hacer el proceso del lavado con agua y secarlas cuidadosamente.
Tanto el alcohol como la sal se utilizan para la limpieza de algunos elementos, y en el caso de las monedas, también es posible darles el brillo que van perdiendo con el tiempo. Utiliza un plato hondo y vierte un vaso y medio de vinagre, después, incorpora tres cucharadas de sal y remueve bien esta mezcla. Incorpora las monedas que necesitas limpiar y déjalas varios días, unos 4 o 5 días si tienen mucha suciedad y unas 24 horas si no están demasiado sucias. Después, tendrás que aclararlas con agua para quitar los restos de alcohol y sal que hayan podido haberse adherido y sécalas correctamente.
Cuando las limpies, tanto si optas por vinagre, jabón o alcohol, puedes utilizar agua destilada en vez de agua del grifo. Esto hará que las posibles impurezas que lleva el agua corriente se queden en las monedas. Como hemos visto, el aclarado es uno de los pasos imprescindibles para un acabado brillante y perfecto en las monedas.
Para evitar que las monedas cojan polvo y suciedad, debes tenerlas siempre guardadas. Puedes elegir diferentes maneras, pero sobre todo debe ser en un lugar seco, es decir, evitar estar cerca de la cocina o el cuarto de baño para que la humedad no oxide el material de las monedas.
Para monedas de coleccionista o de plata, es recomendable usar guantes de algodón. Aunque manipulemos las monedas con las manos recién lavadas, siempre quedan restos de jabón que manchen las monedas sin apenas darnos cuenta. Para cogerlas, es mejor hacerlo siempre por el borde, sin tocar la superficie, ya que así durarán por más tiempo en buen estado.